El ruido como refugio: Umi Murasaki presenta ‘Otra Cabeza

El ruido puede ser más que caos. A veces es memoria, a veces, liberación. Con Otra Cabeza, su segundo sencillo, Umi Murasaki demuestra que las guitarras crudas pueden convertirse en una forma de catarsis. En este adelanto de su primer álbum, la banda limeña mezcla el sonido sucio de los noventa con un toque personal, cargado de nostalgia pero también de una frescura capaz de marcar su propio camino.

Desde el primer instante, el tema nos transporta a un espacio de distorsión y melancolía que recuerda a bandas como The Smashing Pumpkins o Sonic Youth, pero aquí la fórmula se quiebra y da paso a algo genuinamente propio. Las guitarras se despliegan con fuerza, como un rugido necesario, y la voz de Carmen Rojas no se limita a cantar, sino que expresa cada palabra con una angustia palpable, dejando claro que en Umi Murasaki el ruido se convierte en una forma de hablar.

Las letras de Otra Cabeza no pretenden contar una historia épica, pero se sienten cercanas, del día a día. Hablan del desarraigo, de las dudas y de la incomodidad de estar atrapados en una rutina que, por más pesada que sea, nunca parece dar tregua. Las guitarras saturadas de fuzz ayudan a que cada verso se claven más hondo, en un vaivén entre la calma y la furia. La producción de Gunter Brenner y la coproducción de Emilia Fernández se combinan para dar un tono oscuro y acogedor, como el abrazo de un amigo cuando las palabras sobran.

Umi Murasaki no se limita a lo que conocemos del rock alternativo, en su sonido se siente la rebeldía, sí, pero también una búsqueda: un espacio donde, como la misma ciudad de Lima, las sombras y las luces nunca dejan de estar en constante tensión. Otra Cabeza es una invitación a subirse al mismo tren de emociones desbordadas y cotidianas, donde lo visceral cobra forma a través de los acordes distorsionados y los golpes en la batería.

Otra Cabeza marca un punto de quiebre. Algo en su sonido nos dice que lo mejor de Umi Murasaki está por llegar. Quizás sea la forma en que, con cada canción, nos van dejando claro que el caos no solo se escucha, también se siente.

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