Entrevista Sergio Zanabria: Espero que esta pequeña y humilde obra pueda ser un aporte para este mundo

Es un placer tener la oportunidad de conversar con Sergio Zanabria, un talentoso músico cuya obra «Orgánico» ha resonado profundamente en la escena musical. En medio de la pandemia, este proyecto surgió como un rayo de luz, llevando consigo una narrativa íntima y poderosa. En esta entrevista, exploraremos el proceso creativo detrás de este álbum, las inspiraciones que lo impulsaron y las experiencias que lo moldearon. Acompáñennos mientras descubrimos más sobre el viaje musical de Sergio y la esencia de «Orgánico».

«Orgánico» surge en medio de la pandemia. Cuéntanos cómo fue el proceso de creación del álbum durante ese periodo y cómo influyó la situación global en tu inspiración.

El proceso creativo del álbum tiene como antecedente la composición de mis primeras canciones allá por los años 2013, 2014. Yo escribo música desde hace más de quince años, pero creo que es en esta época cuando empiezo a definir realmente el lenguaje musical cancionero que quería desarrollar. De esta época datan algunos temas como Ciudad Amarilla o País, que están en el disco. Estas canciones eran parte del repertorio que tenía con Miniatura, la banda donde tocaba con unos amigos míos muy queridos. Desgraciadamente, vino la pandemia y la banda quedó medio como en standby.

Por otro lado, en lo personal, tenía muchas inquietudes. No me sentía muy bien con varios aspectos de mi vida, me sentía inmerso en un clima de gran incertidumbre, tanto en lo emocional como en lo profesional. Y en ese contexto, empiezo a escribir nuevas canciones, pero desde una perspectiva más íntima, personal, minimalista. El primer tema de este grupo es La conciencia y las flores, que lo hice en respuesta a todo este contexto. Recuerdo que días atrás había visto la noticia de un joven que intentó quitarse la vida en el metro de Lima, y no pude evitar sentirme identificado porque también me ha tocado estar ahí. Eso también influyó bastante en la creación de la letra. Sentí también muy presente esa necesidad muy humana de estar conectado con todo lo que nos rodea, de encontrar nuestro lugar en el mundo; esas ganas de recibir un abrazo y sentir que no estamos solos. Con la grabación y publicación de esta canción en mayo de 2020 empieza formalmente la producción de Orgánico

“Orgánico” abarca una amplia gama de géneros musicales, desde rock clásico hasta bossa nova. ¿Cómo lograste fusionar estas influencias de manera cohesiva y qué retos enfrentaste durante ese proceso?

Bueno, a mí siempre me gustó el rock. Mi viejo me hizo escuchar a los Beatles cuando tenía cuatro años. También crecí escuchando la música de mi hermano en los noventas (grunge, rock alternativo), y la de mi vieja, que escucha baladas en español, principalmente de los setentas y ochentas. Posteriormente fui descubriendo nuevas músicas, como el jazz, el rock progresivo, el bossa, la canción latinoamericana, etc. Creo que me siento muy afortunado de haber crecido en esta época donde prácticamente, y en gran medida gracias a internet y los servicios de streaming, ya no hay límites en ese sentido. Siento que en esta época los géneros musicales ya no importan; lo que importan son las identidades musicales: no se trata de a qué suena tu música, sino qué es lo que quieres transmitir con ella. Y en ese sentido, si bien es cierto el disco se nutre de muchas fuentes estilísticas tradicionales, tiene una identidad clara y un mensaje conciso: el amor por la vida. 

Después de tu experiencia con la banda Miniatura, ¿qué te llevó a tomar la decisión de lanzarte en un proyecto solista? ¿Cómo difiere tu enfoque creativo cuando trabajas de manera individual?

En primera instancia, fue la pandemia la que me convirtió en solista, porque como no podíamos juntarnos a tocar, me dije a mí mismo “bueno, seguiré haciendo música por mi cuenta, en mi casa, porque no puedo dejar la música”. Y bueno, obviamente cuando trabajas solo tienes prácticamente el control sobre todo el proceso creativo, lo cual puede agilizar la toma de decisiones, pero también puede ser muy tedioso y agotador, desde luego. Igual, el disco no es 100% mío, porque participan Patricio y Fabiana, que aportaron lo suyo, y está la chamba de grabación de Erick (Vamsi) y Manuel (Villavicencio) en Mixuo Sound, y la masterización de Andrés Mayo. Salvo que seas alguien tipo Kevin Parker o Pedro Aznar, creo que es muy difícil hacer un disco solito al 100% (risas).

Ahora, ya con la pandemia terminada, me doy cuenta de todas las cosas positivas que tiene trabajar de manera colaborativa (y que eché de menos). Tener la chance de conocer otras perspectivas y de tener una suerte de retroalimentación enriquece mucho el proceso creativo, seas solista o parte de una banda. Obviamente la dinámica de una banda puede ser distinta dependiendo de cada caso: hay bandas como Radiohead, por ejemplo, en las que la música la hacen entre todos, o hay casos como el de los Beatles, donde si bien cada uno aporta lo suyo, el control creativo se lo debatían entre Lennon y McCartney, pero creo que a pesar de todo, nunca debe perderse ese espíritu colaborativo.

Además, trabajar colectivamente te permite construir redes de colaboración entre músicxs, lo cual es fundamental, sobre todo en este mundo que puede llegar a ser muy hostil para lxs artistas independientes.

Al ser una obra autogestionada, ¿cómo fue la experiencia de estar involucrado en todos los aspectos de la producción, desde la composición hasta la grabación? ¿Y cómo influyó en la identidad y autenticidad del álbum?

Creo que ha sido un aprendizaje muy valioso, teniendo en cuenta además que actualmente estoy estudiando la carrera de sonido y producción musical aquí en Buenos Aires. Este ha sido el primer trabajo discográfico que he producido, y hay muchas cosas que uno como productor tiene que aprender de todas formas, más allá del proceso creativo, como por ejemplo, gestionar tu proyecto, mover redes sociales, ver de dónde sacas fondos para costear todo, etc., y todo eso no es fácil.

En ese sentido, tener la posibilidad de producir tu propia música te ayuda a reforzar la identidad de tu arte y tus propias convicciones, sobre todo para la gente que recién está empezando a sacar su música. Uno trabaja con lo que tiene y con lo que puede (más aún en un contexto de pandemia, imagínate), y muchas veces, al principio solo tenemos nuestras propias habilidades. Todo eso ha influido muchísimo, sin duda, en la identidad de Orgánico.

«Orgánico» aborda temas como el amor, la fortaleza, la resiliencia y el deseo de un futuro mejor. ¿Cómo elegiste estas temáticas y cuál es el mensaje central que esperas transmitir a través de ellas?

Creo que yo no elegí las temáticas, sino las temáticas me eligieron a mí (risas). Es decir, como te decía antes, existe esta necesidad muy humana de estar conectado con el mundo. Somos seres sociales; animales políticos, como decía Aristóteles. Es algo que sale de manera muy natural, en algún momento sientes ganas de decir algo al respecto, empiezas a escribir y a escribir, y de pronto ya tienes una canción. Creo que por ahí también va el propósito de escribir canciones: contar historias acerca de lo que estamos viendo o estamos sintiendo en un determinado momento de nuestra existencia, y cuando alguien escucha una canción, tiene la oportunidad de conectar con esa experiencia y decir “oye, a mí también me pasa algo parecido” o “me representa”. En ese sentido, lo que espero transmitir a través de mis canciones, lejos de cualquier tinte pretencioso, es simplemente decir algo sobre lo que está pasando en el mundo y a partir de eso, cuestionar cómo podemos sentirnos presentes en él, hacer algo por él, recurriendo a todo aquello que tiene vida; de ahí viene el título, Orgánico.

Has contado con la colaboración de artistas como Fabiana Brenner y Patricio Pérez-Saavedra en guitarra. ¿Cómo seleccionaste a estos colaboradores y de qué manera enriquecieron la experiencia musical de «Orgánico»?

A Pato lo conozco desde hace quince años, es uno de los amigos más queridos que me ha dado la música, lo quiero como a un hermano. Desgraciadamente, antes no habíamos tenido chance de colaborar en alguna producción musical, y por eso tenía muchas ganas de que participara en el disco. Hay solos de guitarra míos en el disco, pero creo que ninguno hubiera sonado igual de increíble que el de Pato en Todo va a cambiar. Y a Fabi la conocí por medio de Pato hace años (ambxs estudiaron juntxs la carrera de música). Sucede que, desde que Ciudad amarilla era un demo en el 2014, tenía claro que quería formar una armonía de tres voces en los coros, pero me faltaba la voz más aguda. Fue así como me acordé de Fabi y le propuse grabar las voces que faltaban, y al final quedó hermoso. Nunca me canso de decir que me siento muy agradecido por haber contado con su participación en el disco, no solo porque ambos son unxs músicazxs, sino porque, como decía antes, trabajar de manera colectiva te da todo eso: enriquece el proceso creativo.

Mencionas que la música te salvó la vida durante la pandemia. ¿Puedes compartir alguna experiencia o momento específico que haya inspirado directamente alguna de las canciones del álbum?

La primera experiencia que se me viene a la mente es la que inspiró La Conciencia y las Flores: sentir que no sabes realmente qué hacer con tu vida porque no encuentras tu lugar en el mundo y nada tiene sentido. Todo esto, agudizado en un contexto de encierro. En momentos así, pensaba en que lo único que quería era un abrazo. Y en el fondo, creo que eso es lo que dice la canción. Hay una parte de la letra que dice “cuando salga por el camino y sienta tan solo el frío, cántame una canción para saber si pronto sale el sol”. Un abrazo en forma de canción. Por eso pienso que esta canción llegó en su momento como un abrazo que la vida misma me dio para recordarme que no estaba solo en el mundo, y que mientras haya un mañana, es posible reconectar con todo aquello que nos remite a la vida, al amor, a esa sensibilidad que es tan importante que defendamos en una sociedad que puede ser muy abrumadora con sus vicios y exceso de superficialidad, y en la cual a veces cuesta permitirnos sentir y soltar todo lo que tenemos guardado adentro.

El proceso de creación de este álbum se extendió por más de tres años. ¿Cómo evolucionó la dirección musical y lírica de «Orgánico» a lo largo de ese tiempo? ¿Hubo momentos clave que marcaron cambios significativos en la obra?

Bueno, en primer lugar, debo aclarar que Orgánico originalmente iba a ser un EP con cinco canciones. Pero todo cambió en 2021, cuando empecé a grabar Ciudad Amarilla, que era hasta entonces el tema más “complejo” del disco porque tenía una mayor orquestación (guitarras, bajo, batería, piano, coros, etc.). En ese momento, me di cuenta que quizás el EP iba a quedar muy poco homogéneo con un tema “complejo” y cuatro temas “sencillos”. Adicionalmente, tenía para entonces dos temas nuevos: Mar de fuego, escrito en el contexto del 14N, y Todo va a cambiar, un tema que nació en marzo de ese año en el laboratorio de canciones de María Laura Bustamante, en el cual participé. Entonces, pensé que quizás la producción del disco daba para más, y por eso después rescaté País (que es un tema de la época de Miniatura) y sumé un instrumental (El juego), que fue el último tema que escribí, en el verano del 2022. Todos estos temas encajaban perfectamente en el concepto y la identidad del disco, así que el salto del EP al LP (larga duración) fue algo que se dio casi como por defecto.

¿Cómo te sentiste al presentar en vivo «Orgánico»? ¿Qué puedes contarnos sobre esa experiencia?

Al principio, estaba súper nervioso. Anteriormente, me ha tocado pararme en un escenario y tocar mis temas, pero creo que nunca había realizado un concierto así. Era muy especial, sobre todo por ser la presentación de mi primer disco. Ya desde la autogestión me sentía muy ansioso, por el hecho de planificar todo y tratar de que salga no perfecto, pero sí con un cierto grado de éxito (si es que cabe el término). Pero al final, una vez que estás en el escenario tocando, te olvidas y simplemente sale. No importa si te equivocas en algún acorde o te sale algún gallardo (gallo), lo importante es que te la creas, que creas en tu música y en lo que dices. Y eso es algo que te da, entre otras cosas, tocar. Simplemente tocar y tocar y tocar (sea en ensayos o en público). Y a todo esto, también quiero mencionar a los músicos que me acompañaron: Luis Peláez (guitarra), Dennis Rivas (bajo), Fernando Celi (batería) y el mismísimo Pato (guitarra), que además de grandes músicos son mis amigos y los quiero mucho por todo el aguante que me hacen siempre. Desafortunadamente, Fabi no pudo abrir el concierto por un motivo de fuerza mayor, pero estuvo Cristina Luyo, que es una artista a quien ya había escuchado antes y también admiro mucho, y ese día la rompió.

Finalmente, ahora que «Orgánico» está a punto de ser lanzado, ¿cuál es tu esperanza en términos de impacto y recepción por parte del público? ¿Ya tienes planes o ideas para futuros proyectos musicales?

Bueno, sé que al principio es difícil que tu música empiece a sonar y llegue a cada vez más espacios si eres músicx independiente. Pero espero que estas canciones y el mensaje que llevan puedan llegar progresivamente a más gente y les produzca algo que les dé bienestar, que les dé fuerza. Este es un disco bien político, que busca abordar temas que son (o deberían ser) de interés público: el amor, la tristeza, la resiliencia, la vida y la muerte, la justicia social, la salud mental, el bienestar común de las personas. Espero que esta pequeña y humilde obra artística pueda ser un aporte para que algún día, este mundo sea un lugar mejor para todxs.

Los planes futuros para Orgánico en el corto plazo son la presentación del disco en Buenos Aires y la difusión de un nuevo videolyric de uno de los temas del disco, que saldrá en unas semanas. No puedo decir qué tema será, es sorpresa (risas). Por supuesto, seguiré tocando en distintos espacios y difundiendo este y otros trabajos discográficos que vaya a realizar a futuro. Tengo más o menos una veintena de canciones que ya estoy maqueteando para un eventual segundo disco -no creo que queden todas en el disco, pero quién sabe- (risas). En el largo plazo, no busco ser un rockstar, ni más ni menos; solo que mi música suene y poder seguir haciendo música y vivir de ello. Por eso, quiero terminar con un agradecimiento a toda la gente que ha escuchado hasta ahora el disco y que ha apoyado de una u otra manera a este proyecto.

Con cada nota y cada letra, «Orgánico» nos invita a sumergirnos en un mundo de emociones auténticas y reflexiones profundas. A través de la autenticidad de su sonido y la pasión de sus letras, Sergio Zanabria ha creado una obra que trasciende el tiempo y el espacio, conectando con el corazón de quien la escucha. Que este álbum encuentre su camino hacia los oídos y corazones de muchos, llevando consigo un mensaje de amor, resiliencia y esperanza. Desde aquí, solo queda esperar con entusiasmo los futuros proyectos de Sergio, sabiendo que su música continuará dejando una huella imborrable en el mundo.

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