HBD presenta «Mi último suspiro», el primer videoclip de rap peruano hecho con IA

El rap peruano ha encontrado en HBD una voz que no esquiva la tormenta. Con «Mi último suspiro», el artista va más allá de la confesionalidad habitual del género: es un tema que se siente como un adiós contenido, una despedida envuelta en el frío metálico de la inteligencia artificial. Y es que este lanzamiento no solo marca un hito en la discografía de HBD, sino en la historia audiovisual del hip hop en el país, al tratarse del primer videoclip hecho completamente con IA.

La canción, construida sobre la base de 148 Beats, se mueve con un dramatismo crónico, como si cada beat fuera el reflejo de un pensamiento terminal. El rap de HBD se desliza entre la angustia y la resignación, enfrentando la finitud con versos que pesan como lápidas. Es un relato sombrío, donde las palabras se sienten cargadas de un desasosiego honesto, lejos de la grandilocuencia de otros raperos que convierten el drama en posado. Aquí no hay espacio para lo ornamental: todo está reducido a la necesidad de decir lo justo antes de que se acabe el aire.

Lo más impresionante es el videoclip. Es una paradoja visual: una canción que habla de la fragilidad de la existencia, representada con imágenes creadas por una tecnología que, irónicamente, no se cansa ni muere. Cada cuadro tiene la textura de un sueño digital, de una memoria que nunca fue real, pero que se siente extrañamente humana. Es un experimento que abre preguntas incómodas: ¿cómo cambia nuestra percepción del arte cuando lo que vemos no ha pasado por manos humanas? ¿Nos conmueve igual?

HBD ha construido su carrera como alguien que busca ir más allá del simple impacto momentáneo. Su canal «HBD – DetodoyRap» ha acercado el hip hop a audiencias que quizá nunca habrían explorado el género. Su música es la extensión de ese trabajo, con una propuesta que no se limita a la forma, sino que busca fondo, historia y, sobre todo, cuestionamiento. «Mi último suspiro» es un mensaje crítico en una era donde el arte y la tecnología se funden en terrenos inexplorados.

Tal vez la inteligencia artificial siga perfeccionándose y pronto veamos videoclips más pulidos, más «humanos» en su movimiento. Pero hay algo en esta primera incursión de HBD que podría perderse en futuras versiones: el desconcierto, la extrañeza, esa sensación de mirar algo que no debería existir y, sin embargo, está ahí, respirando con la máquina.

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