Fin del Mundo: «Aunque sea autogestionado, eso no le resta compromiso a lo que hacemos» [ENTREVISTA]

Ese proceso también se reflejó en ‘Hicimos crecer un bosque’, donde percibimos una transición hacia mensajes más positivos en comparación con trabajos anteriores. ¿Qué experiencias o reflexiones las llevaron a esta evolución en su música y letras?

Lucia Masnatta: Desde el inicio, concebimos este álbum como un disco de larga duración, lo que nos permitió desarrollarlo de manera holística y con un concepto unificado. Queríamos alejarnos de la perspectiva más melancólica y nostálgica de trabajos anteriores, para dar un atisbo de esperanza. Aunque las cosas no siempre estén bien, es importante construir redes y rodearse de personas que nos acompañan en el camino.

Julieta: Todas tenemos diferentes influencias. Entonces, ahí también era lo divertido, de quizá algo que escucha más Juli H, que yo tanto no lo escucho, pero ella me lo sugiera de una manera y es como bueno, mezclando un poco entonces. Todas las diferentes cosas que escuchamos y tomando recursos, mezclando un poco y siempre con la identidad de cada una, que es un poco lo que decía Juli también de bueno, quiero intentar o probar hacer esto, se propone.

Lucía: Así que, sí. Es muy plural. Eso sí que hicimos también que dentro del disco hayan distintas como instancias, como que haya una canción que sea más tendiente al post Rock, otra más cerca del dream POP, otra como más más rockera, fuerte y nada como hicimos.

Un verdadero trabajo en equipo buscando un punto medio. Interesante. Su música ha llegado a lugares tan distantes como Reino Unido, Vietnam y Marruecos. Además de la difusión a través de plataformas digitales, ¿a qué creen que se debe esta conexión global y cómo viven esa experiencia?

Lucia: Creo que nuestra sesión en vivo en KEXP nos dio una gran visibilidad y nos llevó a distintos rincones del mundo. Además, nuestra música tiene un fuerte componente atmosférico e instrumental, y la voz aparece casi como un instrumento más, dando protagonismo a la melodía. Eso nos ha permitido conectar con públicos de diferentes países, incluso donde no se habla español.

Como banda autogestionada, ¿Cuáles consideran que son los mayores desafíos y recompensas de mantenerse independientes en la industria musical actual?

Lucia: Ser independientes nos da la libertad de elegir nuestros pasos sin presiones.

Julieta: Siempre pensamos en el concepto y en qué aspectos queremos resaltar. En nuestro disco, nos tomamos el tiempo necesario para que cada canción quedara como realmente queríamos.

Yanina Silva: También tocar con proyectos que que nos gustan a nosotras, que no necesariamente son mainstream o lo que está de moda, y tener la libertad de poder compartir con bandas que nos gustan. Tenga que hacer 1000 tareas a la vez. Aprender a hacer muchas cosas que no tienen nada que ver con la música. Hacer miles de planillas de Excel, formularios cosas que tienen que ver con impuestos con facturación. Cuentas, transferencias, tipo de cambio, miles de plataformas de moneda de distintas de cada país. Así que, hay muchísimos temas que que no tienen nada que ver con la música que tuvimos que aprender y por suerte somos cuatro, que hacemos mucho trabajo, nos dividimos tareas. Y así también ha ido creciendo el equipo.

Claro, a ese ritmo toda la comunidad de todas maneras sigue creciendo. Así como las colaboraciones. En «El día de las flores» trabajaron con Guille Mármol de Eterna Inocencia. ¿Cómo surgió esta colaboración y qué aportó a la dinámica de la canción?

Lucía: Nosotros somos bastante fanáticas desde siempre de la banda de Guille.

Yan: Desde la composición, sentimos que la voz de Guille encajaba perfectamente en la canción. Fue una experiencia hermosa sumar a una artista como ella, con su historia, presencia política y la emocionalidad de su banda. Proponerle formar parte de nuestro tema fue muy especial y significativo para nosotras. Muy bello.

Teniendo raíces en la Patagonia, ¿de qué manera creen que este origen geográfico ha influido en la atmósfera y paisajes sonoros de su música?

Lucía: Fue algo inconsciente al inicio, pero cuando publicamos nuestras primeras canciones, muchas personas nos hicieron notar la conexión con el sur del continente, especialmente la Patagonia. Más allá del nombre, los pasajes instrumentales evocaban paisajes desolados, el viento y la inmensidad del territorio. Sin haberlo planeado, nuestra música transmitía esa sensación, quizá por los efectos de guitarra, los ritmos o las frecuencias agudas con mucho reverb, que recuerdan al viento y al frío. Curiosamente, también nos han dicho desde lugares como Islandia, Noruega o Rusia que se identifican con esa atmósfera. Al mismo tiempo, los tonos graves y algunos matices más bailables pueden remitir al calor, generando un contraste en nuestro sonido.

Han destacado la importancia de la filosofía DIY en su carrera. ¿Cómo aplican este enfoque en su trabajo diario y qué consejos darían a otras bandas emergentes que buscan seguir este camino?

Lucía: Siempre hay que mirar mucho las bandas que a uno le gustan, y tomar referencias.

Julieta: Shows en vivo.

Yan: Si. Ir tomando como referencias de cada lado y también ir preguntando, no tener miedo de acercarse y preguntar, Che, cómo hicieron con tal cosa? ¿Cómo hicieron para registrar las canciones? Ese tipo de cosas que son súper importantes y mucho trabajo, mucha constancia. Y también involucrarse en otros aspectos de la banda, a veces pasa que por ahí hay un integrante que se encarga de todo lo engorroso y eso termina siendo bastante pesado. Por eso está bueno aprender a a delegar entre todos los integrantes y también pedir ayuda cuando algo ya exceda las capacidades y los conocimientos de los músicos, porque es verdad que son un montón de de tareas y de actividades.

Julieta: También nos lo tomamos con mucha seriedad. Aunque sea autogestivo, eso no le resta compromiso. Es importante que, al publicar algo, haya responsabilidad detrás. Cuidamos los textos que compartimos, especialmente en redes como Instagram, que es donde se da mayor difusión, al menos en Argentina.

Yan: Nos motiva mucho hacerlo y aprender en el proceso. Somos una generación que creció en los 90, con algunas nacidas en los 80 y otras a inicios de los 90. En nuestra infancia no había Internet ni plataformas digitales, así que siempre hemos tenido que adaptarnos a nuevos formatos y aprender nuevos lenguajes con cada cambio.

Han destacado la importancia de la filosofía DIY en su carrera. ¿Cómo aplican este enfoque en su trabajo diario y qué consejos darían a otras bandas emergentes que buscan seguir este camino?

Julieta: Tenemos muchas ganas de ir, será la primera vez en Perú para todas y nos emociona mucho. Es un sueño poder conocer nuevos lugares gracias a la música. También tengo muchas ganas de probar la comida. Para estos shows, estamos tocando casi todas las canciones del nuevo disco y varias del anterior. Como nuestro repertorio aún no es tan extenso, cuando somos la banda principal tratamos de tocar todo, dándole mucha energía en vivo y preparando algunas versiones distintas a las del disco.

Haciendo la comida de lado, por obvias razones (risas) ¿Hay algo de Perú que ustedes haya conocido previamente? ¿Antes de venir de repente la música, algún libro?

Julieta: Sabemos que en Perú hay una movida musical muy interesante. De hecho, colaboramos con el sello Anti Rudo en un compilado que reunió bandas con propuestas cercanas al math rock, algo que nos pareció súper lindo. También en México conocimos a Kimba y tuvimos charlas interesantes detrás de escena.

Yan: Además, Perú tiene una cultura muy rica. Yo estudio arquitectura y siempre estoy explorando su historia. Me encantaría visitar Cusco si se da la oportunidad de escaparnos a otras ciudades. También nos encantaría, si es posible, hacer recorridos por los pueblos nativos y conocer más sobre su enorme riqueza cultural.

Genial, chicas. Nos estamos viendo muy pronto, este 17 de mayo. Gracias por el tiempo dado y las esperamos con muchas ansias. Un abrazo por allá.

Lucía: Gracias. ¡Nos vemos, Perú!