Bestia Bebé nació en Boedo, un barrio porteño con esquinas que respiran fútbol, bares y amistades que duran toda la vida. Esa raíz es clave para entenderlos. Desde su debut, sus guitarras transmiten la misma electricidad que corre por una tribuna o una fiesta de madrugada. Su historia forma parte de la trama de Discos Laptra, el sello que marcó una generación con proyectos que convirtieron lo cotidiano en canciones colectivas. Ahí se forjaron, compartiendo escenarios y vínculos que trascendieron lo musical para volverse comunidad.
Esa cercanía con la gente se convirtió en su pasaporte. A lo largo de los años, han recorrido ciudades de toda la región donde los esperan con el mismo entusiasmo con el que se recibe a alguien de la familia. La música fue el punto de partida, pero lo que los sostiene es el lazo humano. Bestia Bebé no viaja solo para cumplir con una fecha en la agenda, viaja para sentarse a conversar, para compartir cervezas un jueves cualquiera, para reforzar amistades que nacieron en un concierto y siguieron creciendo fuera del escenario. Ese tejido comunitario explica por qué su nombre resuena más allá de Argentina.
Las letras de la banda funcionan como postales de una vida vivida en compañía. Amores, partidos de fútbol, perros, risas y noches eternas aparecen como recuerdos que cualquiera podría reconocer en su propia historia. Lo fascinante es la naturalidad con la que logran que sus canciones parezcan escritas para quienes las cantan desde abajo del escenario. Esa manera de narrar lo cotidiano es lo que conecta a Bestia Bebé con públicos distintos, generando un sentido de pertenencia que va más allá del gusto musical.
En Perú ese vínculo se ha convertido en una amistad sólida. Cada vez que aterrizan en Lima, los espera un grupo de amigos con los que salen a comer, beber y hablar de música antes o después de la tocada. Esa dinámica ha transformado sus visitas en momentos de celebración compartida, donde el público se mezcla con la banda en un mismo relato. Este sábado 27 de septiembre en Vichama Conciertos volverán a encontrarse con esa comunidad que los adoptó desde su primera visita, y lo harán acompañados por Tigre Ulli, el proyecto bonaerense de Tom junto a su esposa María “Luli” Zamtlejfer, ex integrante de Las Ligas Menores y las bandas locales Días Perfectos, Ficticio y Taco Roki.
Los tickets están disponibles en Joinnus, y la cita promete ser una de esas noches en que la música y la amistad se funden sin fronteras.
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