Aunque en Perú aún es escasa la costumbre de mirar hacia Centroamérica cuando se trata de música independiente, hay nombres que hacen inevitable el cruce. Uno de ellos es YECTO, proyecto guatemalteco que desde hace algunos años viene construyendo una identidad propia en una región poco explorada por el radar latino. Tras un debut que lo posicionó como una de las apuestas más emocionantes del circuito indie, el regreso de YECTO se da luego de un periodo largo de trabajo silencioso. Sombras es el segundo adelanto de ese proceso, un tema contenido y crepitante, hecho desde la vulnerabilidad y la insistencia emocional.
Sombras se deja atravesar por una atmósfera cargada y casi táctil. Todo en ella remite a una escena doméstica, suspendida en el tiempo: una caja vieja abierta bajo una luz púrpura, con recuerdos que no llegan a decirse del todo pero siguen filtrándose. El trabajo de Gabriel Dinero en la producción permite que cada capa tenga espacio, que el sintetizador respire y marque un pulso más emocional que rítmico. La voz no empuja el relato, apenas lo acompaña desde un lugar quebrado, entre susurros. No hay clímax, solo acumulación. La canción se estanca a propósito en ese estado borroso, como si decidiera quedarse a vivir ahí.
El disco completo se publicará bajo el título ‘1994′, tras más de dos años de trabajo repartido entre Guatemala, México y Londres. En lugar de ofrecer una dirección fija, parece construirse desde la duda, el cambio constante y una búsqueda personal que no se resuelve con facilidad. Las canciones se fueron armando entre ciudades y momentos distintos, pero con la intención de sostener un lenguaje propio, incluso si eso implicaba desmontar lo aprendido. Si Sombras insinúa un tono más cinematográfico y emocionalmente cargado, lo que viene promete expandir esa línea con más capas, más riesgos y una mirada cada vez más nítida. Un disco que podría seguir posicionando a Guatemala en el radar latino, mientras tiende puentes entre escenas que todavía se miran de lejos.
El mapa necesita moverse. No basta con amplificar lo que ya suena; hace falta afinar el oído hacia donde todavía no se mira. Guatemala está diciendo cosas importantes, y YECTO es una de esas voces que no necesitan gritar para quedarse. Lo que propone en Sombras no responde a una fórmula, es otra forma de estar, de componer desde el desborde sin convertirlo en espectáculo. Y si algo enseña esta canción, es que mirar hacia el centro también puede ser una manera de avanzar.
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