Lento Rodríguez presenta “Dominante Disminuido” y redefine el centro emocional de su música

Lento Rodríguez no repite patrones. Cada lanzamiento se siente como una pregunta nueva. Ahora reaparece con “Dominante Disminuido”, primer corte de lo que será su segundo álbum, y de inmediato marca distancia con sus trabajos anteriores. No por provocación ni por capricho, sino por el impulso genuino de mover el eje. Esta vez lo hace cantando en español, con producción de Tweety González y la colaboración vocal de Mariana Michi, en una pieza que sugiere sin explicar, que avanza sin necesidad de dirección aparente.

La canción se organiza en torno a una estructura ambigua, sostenida en acordes típicos del jazz y una atmósfera que remite al rock psicodélico más contenido. No hay clímax ni estribillo. Tampoco hay una historia que se imponga. La letra propone escenas abiertas, líneas que parecen sacadas de una conversación interrumpida. Esa falta de centro le permite funcionar como superficie proyectiva. Todo se mantiene en tensión. Y cuando aparece la voz de Michi, con esa mezcla de cercanía y extrañeza, la canción deja de flotar para volverse frágil, incluso áspera.

La grabación se realizó en Buenos Aires y el método de trabajo fue compartido desde el inicio. Rizo-Patrón trajo la idea, pero la canción mutó en la sala, con decisiones de estructura, instrumentación y arreglo tomadas en conjunto. González incorporó teclados y sintetizadores, pero sin cubrir. Cada capa está puesta con cálculo de espacio. Lo que define esta canción no es el efecto ni el volumen, sino la renuncia a resolver. Una producción que apuesta por el hueco, por lo no dicho. No busca epatar ni emocionar, pero se queda rondando.

Este desplazamiento no es nuevo en Lento Rodríguez. Desde su aparición con New New Wave, el proyecto se ha comportado como una forma mutante. Primero en inglés, con texturas frías y una estética cercana al pop francés y al ambient. Ahora, en castellano, sin perder la distancia emocional, pero con otras palabras y otros acentos. “Dominante Disminuido” no confirma una etapa. Apenas la abre. Y en esa indefinición —ese punto exacto entre el diseño y el descontrol— se reconoce una idea que insiste desde el inicio: hacer música sin necesidad de repetir una versión anterior de uno mismo.

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